162
son un nuevo veneno, como cuando se pretende
aumentar la rentabilidad reduciendo el mercado
laboral y creando asà nuevos excluidos.
205.â¡Pido a Dios que crezca el número de po-
lÃticos capaces de entrar en un auténtico diálogo
que se oriente eficazmente a sanar las raÃces pro-
fundas y no la apariencia de los males de nuestro
mundo! La polÃtica, tan denigrada, es una altÃsima
vocación, es una de las formas más preciosas de
la caridad, porque busca el bien común.
174
Tene-
mos que convencernos de que la caridad « no es
sólo el principio de las micro-relaciones, como
en las amistades, la familia, el pequeño grupo,
sino también de las macro-relaciones, como las
relaciones sociales, económicas y polÃticas ».
175
¡Ruego al Señor que nos regale más polÃticos a
quienes les duela de verdad la sociedad, el pue-
blo, la vida de los pobres! Es imperioso que los
gobernantes y los poderes financieros levanten la
mirada y amplÃen sus perspectivas, que procuren
que haya trabajo digno, educación y cuidado de
la salud para todos los ciudadanos. ¿Y por qué no
acudir a Dios para que inspire sus planes? Estoy
convencido de que a partir de una apertura a la
trascendencia podrÃa formarse una nueva menta-
lidad polÃtica y económica que ayudarÃa a superar
174
âCf. C
ommission
sociale
des
évêques
de
F
rance
, De-
claración
Réhabiliter la politique
(17 febrero 1999); P
Ão
XI,
Mensa-
je
, 18 diciembre 1927.
175
âB
enedicto
XVI, Carta enc.
Caritas in veritate
(29 junio
2009), 2:
AAS
101 (2009), 642.