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194.âEs un mensaje tan claro, tan directo, tan
simple y elocuente, que ninguna hermenéutica
eclesial tiene derecho a relativizarlo. La reflexión
de la Iglesia sobre estos textos no deberÃa os-
curecer o debilitar su sentido exhortativo, sino
más bien ayudar a asumirlos con valentÃa y fer-
vor. ¿Para qué complicar lo que es tan simple?
Los aparatos conceptuales están para favorecer el
contacto con la realidad que pretenden explicar,
y no para alejarnos de ella. Esto vale sobre todo
para las exhortaciones bÃblicas que invitan con
tanta contundencia al amor fraterno, al servicio
humilde y generoso, a la justicia, a la misericordia
con el pobre. Jesús nos enseñó este camino de re-
conocimiento del otro con sus palabras y con sus
gestos. ¿Para qué oscurecer lo que es tan claro?
No nos preocupemos sólo por no caer en erro-
res doctrinales, sino también por ser fieles a este
camino luminoso de vida y de sabidurÃa. Porque
« a los defensores de âla ortodoxiaâ se dirige a ve-
ces el reproche de pasividad, de indulgencia o de
complicidad culpables respecto a situaciones de
injusticia intolerables y a los regÃmenes polÃticos
que las mantienen ».
161
195.âCuando san Pablo se acercó a los Apósto-
les de Jerusalén para discernir « si corrÃa o habÃa
corrido en vano » (
Ga
2,2), el criterio clave de au-
tenticidad que le indicaron fue que no se olvida-
161
âC
ongregación
para
la
D
octrina
de
la
F
e
, Instruc-
ción
Libertatis nuntius
(6 agosto 1984), XI, 18:
AAS
76 (1984),
907-908.