EVANGELII GAUDIUM - page 145

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cho a emitir opiniones sobre todo aquello que
afecte a la vida de las personas, ya que la tarea
evangelizadora implica y exige una promoción
integral de cada ser humano. Ya no se puede de-
cir que la religión debe recluirse en el ámbito pri-
vado y que está sólo para preparar las almas para
el cielo. Sabemos que Dios quiere la felicidad de
sus hijos también en esta tierra, aunque estén lla-
mados a la plenitud eterna, porque Él creó todas
las cosas « para que las disfrutemos » (
1 Tm
6,17),
para que
todos
puedan disfrutarlas. De ahí que la
conversión cristiana exija revisar « especialmente
todo lo que pertenece al orden social y a la ob-
tención del bien común ».
149
183. Por consiguiente, nadie puede exigirnos
que releguemos la religión a la intimidad secreta
de las personas, sin influencia alguna en la vida
social y nacional, sin preocuparnos por la salud
de las instituciones de la sociedad civil, sin opi-
nar sobre los acontecimientos que afectan a los
ciudadanos. ¿Quién pretendería encerrar en un
templo y acallar el mensaje de san Francisco de
Asís y de la beata Teresa de Calcuta? Ellos no
podrían aceptarlo. Una auténtica fe —que nunca
es cómoda e individualista— siempre implica un
profundo deseo de cambiar el mundo, de trans-
mitir valores, de dejar algo mejor detrás de nues-
tro paso por la tierra. Amamos este magnífico
149
 J
uan
P
ablo
II, Exhort. ap. postsinodal
Ecclesia in Ame-
rica
(22 enero 1999), 27:
AAS
91 (1999), 762.
1...,135,136,137,138,139,140,141,142,143,144 146,147,148,149,150,151,152,153,154,155,...224
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