EVANGELII GAUDIUM - page 135

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ayuda a encontrar el gesto y la palabra oportuna
que nos desinstala de la tranquila condición de
espectadores. Sólo a partir de esta escucha res-
petuosa y compasiva se pueden encontrar los
caminos de un genuino crecimiento, despertar
el deseo del ideal cristiano, las ansias de respon-
der plenamente al amor de Dios y el anhelo de
desarrollar lo mejor que Dios ha sembrado en
la propia vida. Pero siempre con la paciencia de
quien sabe aquello que enseñaba santo Tomás de
Aquino: que alguien puede tener la gracia y la ca-
ridad, pero no ejercitar bien alguna de las virtu-
des « a causa de algunas inclinaciones contrarias »
que persisten.
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Es decir, la organicidad de las
virtudes se da siempre y necesariamente « 
in habi-
tu
», aunque los condicionamientos puedan difi-
cultar las
operaciones
de esos hábitos virtuosos. De
ahí que haga falta « una pedagogía que lleve a las
personas, paso a paso, a la plena asimilación del
misterio ».
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Para llegar a un punto de madurez,
es decir, para que las personas sean capaces de
decisiones verdaderamente libres y responsables,
es preciso dar tiempo, con una inmensa pacien-
cia. Como decía el beato Pedro Fabro: «El tiem-
po es el mensajero de Dios ».
172. El acompañante sabe reconocer que la
situación de cada sujeto ante Dios y su vida en
133
Summa Theologiae
I-II q. 65, art. 3, ad 2: «
propter aliquas
dispositiones contrarias
».
134
 J
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P
ablo
II, Exhort. ap. postsinodal
Ecclesia in Asia
(6 noviembre 1999), 20:
AAS
92 (2000), 481.
1...,125,126,127,128,129,130,131,132,133,134 136,137,138,139,140,141,142,143,144,145,...224
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