125
mos ofrecer a los demás algo de escasa calidad.
En la Biblia, por ejemplo, encontramos la reco-
mendación de preparar la predicación en orden
a asegurar una extensión adecuada: « Resume tu
discurso. Di mucho en pocas palabras » (
Si
32,8).
157.âSólo para ejemplificar, recordemos algu-
nos recursos prácticos, que pueden enriquecer
una predicación y volverla más atractiva. Uno de
los esfuerzos más necesarios es aprender a usar
imágenes en la predicación, es decir, a hablar
con imágenes. A veces se utilizan ejemplos para
hacer más comprensible algo que se quiere ex-
plicar, pero esos ejemplos suelen apuntar sólo al
entendimiento; las imágenes, en cambio, ayudan
a valorar y aceptar el mensaje que se quiere trans-
mitir. Una imagen atractiva hace que el mensaje
se sienta como algo familiar, cercano, posible,
conectado con la propia vida. Una imagen bien
lograda puede llevar a gustar el mensaje que se
quiere transmitir, despierta un deseo y motiva a
la voluntad en la dirección del Evangelio. Una
buena homilÃa, como me decÃa un viejo maestro,
debe contener « una idea, un sentimiento, una
imagen ».
158.âYa decÃa Pablo VI que los fieles « esperan
mucho de esta predicación y sacan fruto de ella
con tal que sea sencilla, clara, directa, acomoda-
da ».
125
La sencillez tiene que ver con el lenguaje
utilizado. Debe ser el lenguaje que comprenden
125
IbÃd.,
43:
AAS
68 (1976), 33.