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ideas desarticuladas que no terminarán de movi-
lizar a los demás. El mensaje central es aquello
que el autor en primer lugar ha querido transmi-
tir, lo cual implica no sólo reconocer una idea,
sino también el efecto que ese autor ha querido
producir. Si un texto fue escrito para consolar,
no deberÃa ser utilizado para corregir errores; si
fue escrito para exhortar, no deberÃa ser utilizado
para adoctrinar; si fue escrito para enseñar algo
sobre Dios, no deberÃa ser utilizado para expli-
car diversas opiniones teológicas; si fue escrito
para motivar la alabanza o la tarea misionera, no
lo utilicemos para informar acerca de las últimas
noticias.
148.âEs verdad que, para entender adecuada-
mente el sentido del mensaje central de un texto,
es necesario ponerlo en conexión con la ense-
ñanza de toda la Biblia, transmitida por la Iglesia.
Ãste es un principio importante de la interpreta-
ción bÃblica, que tiene en cuenta que el EspÃritu
Santo no inspiró sólo una parte, sino la Biblia en-
tera, y que en algunas cuestiones el pueblo ha cre-
cido en su comprensión de la voluntad de Dios
a partir de la experiencia vivida. Asà se evitan in-
terpretaciones equivocadas o parciales, que nie-
guen otras enseñanzas de las mismas Escrituras.
Pero esto no significa debilitar el acento propio
y especÃfico del texto que corresponde predicar.
Uno de los defectos de una predicación tediosa
e ineficaz es precisamente no poder transmitir la
fuerza propia del texto que se ha proclamado.