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to Jesús como Señor, y a nosotros como siervos
vuestros por Jesús » (
2 Co
4,5).
144.âHablar de corazón implica tenerlo no sólo
ardiente, sino iluminado por la integridad de la
Revelación y por el camino que esa Palabra ha
recorrido en el corazón de la Iglesia y de nuestro
pueblo fiel a lo largo de su historia. La identidad
cristiana, que es ese abrazo bautismal que nos dio
de pequeños el Padre, nos hace anhelar, como hi-
jos pródigos ây predilectos en MarÃaâ, el otro
abrazo, el del Padre misericordioso que nos espe-
ra en la gloria. Hacer que nuestro pueblo se sien-
ta como en medio de estos dos abrazos es la dura
pero hermosa tarea del que predica el Evangelio.
III.âL
a
preparación de
la
predicación
145.âLa preparación de la predicación es una
tarea tan importante que conviene dedicarle un
tiempo prolongado de estudio, oración, reflexión
y creatividad pastoral. Con mucho cariño quie-
ro detenerme a proponer un camino de prepa-
ración de la homilÃa. Son indicaciones que para
algunos podrán parecer obvias, pero considero
conveniente sugerirlas para recordar la necesidad
de dedicar un tiempo de calidad a este precioso
ministerio. Algunos párrocos suelen plantear que
esto no es posible debido a la multitud de tareas
que deben realizar; sin embargo, me atrevo a pe-
dir que todas las semanas se dedique a esta tarea
un tiempo personal y comunitario suficientemen-
te prolongado, aunque deba darse menos tiempo