EVANGELII GAUDIUM - page 116

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un texto bíblico si uno quiere obtener resultados
rápidos, fáciles o inmediatos. Por eso, la prepara-
ción de la predicación requiere amor. Uno sólo le
dedica un tiempo gratuito y sin prisa a las cosas o
a las personas que ama; y aquí se trata de amar a
Dios que ha querido
hablar
. A partir de ese amor,
uno puede detenerse todo el tiempo que sea ne-
cesario, con una actitud de discípulo: «Habla, Se-
ñor, que tu siervo escucha » (
1 S
3,9).
147. Ante todo conviene estar seguros de com-
prender adecuadamente el significado de las
pa-
labras
que leemos. Quiero insistir en algo que
parece evidente pero que no siempre es tenido
en cuenta: el texto bíblico que estudiamos tie-
ne dos mil o tres mil años, su lenguaje es muy
distinto del que utilizamos ahora. Por más que
nos parezca entender las palabras, que están tra-
ducidas a nuestra lengua, eso no significa que
comprendemos correctamente cuanto quería ex-
presar el escritor sagrado. Son conocidos los di-
versos recursos que ofrece el análisis literario:
prestar atención a las palabras que se repiten o se
destacan, reconocer la estructura y el dinamismo
propio de un texto, considerar el lugar que ocu-
pan los personajes, etc. Pero la tarea no apunta a
entender todos los pequeños detalles de un texto,
lo más importante es descubrir cuál es el mensaje
principal
, el que estructura el texto y le da unidad.
Si el predicador no realiza este esfuerzo, es posi-
ble que su predicación tampoco tenga unidad ni
orden; su discurso será sólo una suma de diversas
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