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tos esperados. La proliferación y crecimiento de
asociaciones y movimientos predominantemente
juveniles pueden interpretarse como una acción
del EspÃritu que abre caminos nuevos acordes a
sus expectativas y búsquedas de espiritualidad
profunda y de un sentido de pertenencia más
concreto. Se hace necesario, sin embargo, ahon-
dar en la participación de éstos en la pastoral de
conjunto de la Iglesia.
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106.âAunque no siempre es fácil abordar a los
jóvenes, se creció en dos aspectos: la conciencia
de que toda la comunidad los evangeliza y educa,
y la urgencia de que ellos tengan un protagonis-
mo mayor. Cabe reconocer que, en el contexto
actual de crisis del compromiso y de los lazos
comunitarios, son muchos los jóvenes que se so-
lidarizan ante los males del mundo y se embar-
can en diversas formas de militancia y volunta-
riado. Algunos participan en la vida de la Iglesia,
integran grupos de servicio y diversas iniciativas
misioneras en sus propias diócesis o en otros lu-
gares. ¡Qué bueno es que los jóvenes sean « calle-
jeros de la fe », felices de llevar a Jesucristo a cada
esquina, a cada plaza, a cada rincón de la tierra!
107.âEn muchos lugares escasean las vocacio-
nes al sacerdocio y a la vida consagrada. Frecuen-
temente esto se debe a la ausencia en las comuni-
dades de un fervor apostólico contagioso, lo cual
76
âCf.
Propositio
51.