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Trinidad, pero tiene su concreción histórica en un
pueblo peregrino y evangelizador, lo cual siempre
trasciende toda necesaria expresión institucional.
Propongo detenernos un poco en esta forma
de entender la Iglesia, que tiene su fundamen-
to último en la libre y gratuita iniciativa de Dios.
Un pueblo para todos
112.âLa salvación que Dios nos ofrece es obra
de su misericordia. No hay acciones humanas,
por más buenas que sean, que nos hagan me-
recer un don tan grande. Dios, por pura gracia,
nos atrae para unirnos a sÃ.
79
Ãl envÃa su EspÃri-
tu a nuestros corazones para hacernos sus hijos,
para transformarnos y para volvernos capaces de
responder con nuestra vida a ese amor. La Igle-
sia es enviada por Jesucristo como sacramento
de la salvación ofrecida por Dios.
80
Ella, a través
de sus acciones evangelizadoras, colabora como
instrumento de la gracia divina que actúa ince-
santemente más allá de toda posible supervisión.
Bien lo expresaba Benedicto XVI al abrir las re-
flexiones del SÃnodo: «Es importante saber que
la primera palabra, la iniciativa verdadera, la acti-
vidad verdadera viene de Dios y sólo si entramos
en esta iniciativa divina, sólo si imploramos esta
iniciativa divina, podremos también ser âcon Ãl
79
âCf.
Propositio
4.
80
âCf. C
onc
. E
cum
. V
at
. II, Const. dogm.
Lumen gentium
,
sobre la Iglesia, 1.