EVANGELII GAUDIUM - page 98

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creyeron en Jesús « por la palabra de la mujer » (
Jn
4,39). También san Pablo, a partir de su encuen-
tro con Jesucristo, « enseguida se puso a predicar
que Jesús era el Hijo de Dios » (
Hch
9,20). ¿A qué
esperamos nosotros?
121. Por supuesto que todos estamos llamados
a crecer como evangelizadores. Procuramos al
mismo tiempo una mejor formación, una pro-
fundización de nuestro amor y un testimonio
más claro del Evangelio. En ese sentido, todos
tenemos que dejar que los demás nos evangelicen
constantemente; pero eso no significa que deba-
mos postergar la misión evangelizadora, sino que
encontremos el modo de comunicar a Jesús que
corresponda a la situación en que nos hallemos.
En cualquier caso, todos somos llamados a ofre-
cer a los demás el testimonio explícito del amor
salvífico del Señor, que más allá de nuestras im-
perfecciones nos ofrece su cercanía, su Palabra,
su fuerza, y le da un sentido a nuestra vida. Tu
corazón sabe que no es lo mismo la vida sin Él;
entonces eso que has descubierto, eso que te ayu-
da a vivir y que te da una esperanza, eso es lo que
necesitas comunicar a los otros. Nuestra imper-
fección no debe ser una excusa; al contrario, la
misión es un estímulo constante para no quedar-
se en la mediocridad y para seguir creciendo. El
testimonio de fe que todo cristiano está llamado
a ofrecer implica decir como san Pablo: «No es
que lo tenga ya conseguido o que ya sea perfecto,
sino que continúo mi carrera [...] y me lanzo a lo
que está por delante » (
Flp
3,12-13).
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