101
popular » o «mÃstica popular ».
103
Se trata de una
verdadera « espiritualidad encarnada en la cultura
de los sencillos ».
104
No está vacÃa de contenidos,
sino que los descubre y expresa más por la vÃa
simbólica que por el uso de la razón instrumen-
tal, y en el acto de fe se acentúa más el
credere
in Deum
que el
credere Deum.
105
Es « una manera
legÃtima de vivir la fe, un modo de sentirse parte
de la Iglesia, y una forma de ser misioneros »;
106
conlleva la gracia de la misionariedad, del salir de
sà y del peregrinar: «El caminar juntos hacia los
santuarios y el participar en otras manifestacio-
nes de la piedad popular, también llevando a los
hijos o invitando a otros, es en sà mismo un gesto
evangelizador ».
107
¡No coartemos ni pretenda-
mos controlar esa fuerza misionera!
125.âPara entender esta realidad hace falta acer-
carse a ella con la mirada del Buen Pastor, que
no busca juzgar sino amar. Sólo desde la conna-
turalidad afectiva que da el amor podemos apre-
ciar la vida teologal presente en la piedad de los
pueblos cristianos, especialmente en sus pobres.
Pienso en la fe firme de esas madres al pie del le-
cho del hijo enfermo que se aferran a un rosario
103
âV C
onferencia
G
eneral
del
E
piscopado
L
atinoame
-
ricano
y del
C
aribe
,
Documento de Aparecida
(29 junio 2007), 262.
104
IbÃd.
, 263.
105
âCf. S
anto
T
omás
de
A
quino
,
Summa Theologiae
II-II,
q. 2, art. 2.
106
âV C
onferencia
G
eneral
del
E
piscopado
L
atinoame
-
ricano
y del
C
aribe
,
Documento de Aparecida
(29 junio 2007), 264.
107
IbÃd.