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persecuciones que parecen una implacable caza
de brujas. ¿A quién vamos a evangelizar con esos
comportamientos?
101.âPidamos al Señor que nos haga entender
la ley del amor. ¡Qué bueno es tener esta ley!
¡Cuánto bien nos hace amarnos los unos a los
otros en contra de todo! SÃ, ¡en contra de todo!
A cada uno de nosotros se dirige la exhortación
paulina: «No te dejes vencer por el mal, antes
bien vence al mal con el bien » (
Rm
12,21). Y
también: «â¡No nos cansemos de hacer el bien! »
(
Ga
6,9). Todos tenemos simpatÃas y antipatÃas, y
quizás ahora mismo estamos enojados con algu-
no. Al menos digamos al Señor: « Señor, yo estoy
enojado con éste, con aquélla. Yo te pido por él
y por ella ». Rezar por aquel con el que estamos
irritados es un hermoso paso en el amor, y es
un acto evangelizador. ¡Hagámoslo hoy! ¡No nos
dejemos robar el ideal del amor fraterno!
Otros desafÃos eclesiales
102.âLos laicos son simplemente la inmensa
mayorÃa del Pueblo de Dios. A su servicio está la
minorÃa de los ministros ordenados. Ha crecido
la conciencia de la identidad y la misión del laico
en la Iglesia. Se cuenta con un numeroso laicado,
aunque no suficiente, con arraigado sentido de
comunidad y una gran fidelidad en el compro-
miso de la caridad, la catequesis, la celebración
de la fe. Pero la toma de conciencia de esta res-
ponsabilidad laical que nace del Bautismo y de la