EVANGELII GAUDIUM - page 75

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92. Allí está la verdadera sanación, ya que el
modo de relacionarnos con los demás que real-
mente nos sana en lugar de enfermarnos es una
fraternidad
mística
, contemplativa, que sabe mi-
rar la grandeza sagrada del prójimo, que sabe
descubrir a Dios en cada ser humano, que sabe
tolerar las molestias de la convivencia aferrándo-
se al amor de Dios, que sabe abrir el corazón al
amor divino para buscar la felicidad de los demás
como la busca su Padre bueno. Precisamente en
esta época, y también allí donde son un « peque-
ño rebaño » (
Lc
12,32), los discípulos del Señor
son llamados a vivir como comunidad que sea sal
de la tierra y luz del mundo (cf.
Mt
5,13-16). Son
llamados a dar testimonio de una pertenencia
evangelizadora de manera siempre nueva.
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¡No
nos dejemos robar la comunidad!
No a la mundanidad espiritual
93. La mundanidad espiritual, que se esconde
detrás de apariencias de religiosidad e incluso de
amor a la Iglesia, es buscar, en lugar de la gloria
del Señor, la gloria humana y el bienestar perso-
nal. Es lo que el Señor reprochaba a los fariseos:
melodía, escuchaba de vez en cuando sus gemidos lastimeros
[…] No puedo expresar lo que pasó en mi alma. Lo único que
sé es que el Señor la iluminó con los rayos de la verdad, los cua-
les sobrepasaban de tal modo el brillo tenebroso de las fiestas de
la tierra, que no podía creer en mi felicidad » (Manuscrito C, 29
vº-30 rº, en
Oeuvres complètes
, Paris 1992, 274-275).
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 Cf.
Propositio
8.
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