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muchos agentes evangelizadores, aunque oren,
una acentuación del
individualismo
, una
crisis de
identidad
y una
caÃda del fervor
. Son tres males que
se alimentan entre sÃ.
79.âLa cultura mediática y algunos ambientes
intelectuales a veces transmiten una marcada
desconfianza hacia el mensaje de la Iglesia y un
cierto desencanto. Como consecuencia, aunque
recen, muchos agentes pastorales desarrollan una
especie de complejo de inferioridad que les lleva
a relativizar u ocultar su identidad cristiana y sus
convicciones. Se produce entonces un cÃrculo vi-
cioso, porque asà no son felices con lo que son y
con lo que hacen, no se sienten identificados con
su misión evangelizadora, y esto debilita la entre-
ga. Terminan ahogando su alegrÃa misionera en
una especie de obsesión por ser como todos
y
por tener lo que poseen los demás. AsÃ, las tareas
evangelizadoras se vuelven forzadas y se dedican
a ellas pocos esfuerzos y un tiempo muy limitado.
80.âSe desarrolla en los agentes pastorales, más
allá del estilo espiritual o la lÃnea de pensamien-
to que puedan tener, un relativismo todavÃa más
peligroso que el doctrinal. Tiene que ver con las
opciones más profundas y sinceras que determi-
nan una forma de vida. Este relativismo prácti-
co es actuar como si Dios no existiera, decidir
como si los pobres no existieran, soñar como si
los demás no existieran, trabajar como si quienes
no recibieron el anuncio no existieran. Llama la
atención que aun quienes aparentemente poseen