55
mente de datos, todos en el mismo nivel, y ter-
mina llevándonos a una tremenda superficialidad
a la hora de plantear las cuestiones morales. Por
consiguiente, se vuelve necesaria una educación
que enseñe a pensar crÃticamente y que ofrezca
un camino de maduración en valores.
65.âA pesar de toda la corriente secularista que
invade las sociedades, en muchos paÃses âaun
donde el cristianismo es minorÃaâ la Iglesia ca-
tólica es una institución creÃble ante la opinión
pública, confiable en lo que respecta al ámbito de
la solidaridad y de la preocupación por los más
carenciados. En repetidas ocasiones ha servido
de mediadora en favor de la solución de proble-
mas que afectan a la paz, la concordia, la tierra, la
defensa de la vida, los derechos humanos y ciuda-
danos, etc. ¡Y cuánto aportan las escuelas y uni-
versidades católicas en todo el mundo! Es muy
bueno que asà sea. Pero nos cuesta mostrar que,
cuando planteamos otras cuestiones que despier-
tan menor aceptación pública, lo hacemos por
fidelidad a las mismas convicciones sobre la dig-
nidad humana y el bien común.
66.âLa familia atraviesa una crisis cultural pro-
funda, como todas las comunidades y vÃnculos
sociales. En el caso de la familia, la fragilidad de
los vÃnculos se vuelve especialmente grave por-
que se trata de la célula básica de la sociedad, el
lugar donde se aprende a convivir en la diferencia
y a pertenecer a otros, y donde los padres trans-
miten la fe a sus hijos. El matrimonio tiende a ser