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pretender engañar a los que reclaman mayor
seguridad, como si hoy no supiéramos que las
armas y la represión violenta, más que aportar
soluciones, crean nuevos y peores conflictos. Al-
gunos simplemente se regodean culpando a los
pobres y a los paÃses pobres de sus propios ma-
les, con indebidas generalizaciones, y pretenden
encontrar la solución en una « educación » que los
tranquilice y los convierta en seres domesticados
e inofensivos. Esto se vuelve todavÃa más irritan-
te si los excluidos ven crecer ese cáncer social
que es la corrupción profundamente arraigada en
muchos paÃses âen sus gobiernos, empresarios
e institucionesâ cualquiera que sea la ideologÃa
polÃtica de los gobernantes.
Algunos desafÃos culturales
61.âEvangelizamos también cuando tratamos
de afrontar los diversos desafÃos que puedan pre-
sentarse.
56
A veces éstos se manifiestan en verda-
deros ataques a la libertad religiosa o en nuevas
situaciones de persecución a los cristianos, las
cuales en algunos paÃses han alcanzado niveles
alarmantes de odio y violencia. En muchos lu-
gares se trata más bien de una difusa indiferencia
relativista, relacionada con el desencanto y la cri-
sis de las ideologÃas que se provocó como reac-
ción contra todo lo que parezca totalitario. Esto
no perjudica sólo a la Iglesia, sino a la vida social
56
âCf.
Propositio
13.