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sabilidad grave, ya que algunas realidades del pre-
sente, si no son bien resueltas, pueden desenca-
denar procesos de deshumanización difÃciles de
revertir más adelante. Es preciso esclarecer aque-
llo que pueda ser un fruto del Reino y también
aquello que atenta contra el proyecto de Dios.
Esto implica no sólo reconocer e interpretar las
mociones del buen espÃritu y del malo, sino ây
aquà radica lo decisivoâ elegir las del buen espÃ-
ritu y rechazar las del malo. Doy por supuestos
los diversos análisis que ofrecieron otros docu-
mentos del Magisterio universal, asà como los
que han propuesto los episcopados regionales y
nacionales. En esta Exhortación sólo pretendo
detenerme brevemente, con una mirada pastoral,
en algunos aspectos de la realidad que pueden
detener o debilitar los dinamismos de renovación
misionera de la Iglesia, sea porque afectan a la
vida y a la dignidad del Pueblo de Dios, sea por-
que inciden también en los sujetos que participan
de un modo más directo en las instituciones ecle-
siales y en tareas evangelizadoras.
I. A
lgunos desafÃos del mundo
actual
52.âLa humanidad vive en este momento un
giro histórico, que podemos ver en los adelantos
que se producen en diversos campos. Son de ala-
bar los avances que contribuyen al bienestar de
la gente, como, por ejemplo, en el ámbito de la
salud, de la educación y de la comunicación. Sin
embargo, no podemos olvidar que la mayorÃa de
los hombres y mujeres de nuestro tiempo vive