EVANGELII GAUDIUM - page 46

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trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al
ser humano en sí mismo como un bien de consu-
mo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado
inicio a la cultura del « descarte » que, además, se
promueve. Ya no se trata simplemente del fenó-
meno de la explotación y de la opresión, sino de
algo nuevo: con la exclusión queda afectada en
su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la
que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la
periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los
excluidos no son « explotados » sino desechos,
« sobrantes ».
54. En este contexto, algunos todavía defien-
den las teorías del « derrame », que suponen que
todo crecimiento económico, favorecido por la
libertad de mercado, logra provocar por sí mis-
mo mayor equidad e inclusión social en el mun-
do. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada
por los hechos, expresa una confianza burda e in-
genua en la bondad de quienes detentan el poder
económico y en los mecanismos sacralizados del
sistema económico imperante. Mientras tanto,
los excluidos siguen esperando. Para poder sos-
tener un estilo de vida que excluye a otros, o para
poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha
desarrollado una globalización de la indiferencia.
Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de
compadecernos ante los clamores de los otros, ya
no lloramos ante el drama de los demás ni nos in-
teresa cuidarlos, como si todo fuera una respon-
sabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura
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