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del bienestar nos anestesia y perdemos la calma
si el mercado ofrece algo que todavÃa no hemos
comprado, mientras todas esas vidas truncadas
por falta de posibilidades nos parecen un mero
espectáculo que de ninguna manera nos altera.
No a la nueva idolatrÃa del dinero
55.âUna de las causas de esta situación se en-
cuentra en la relación que hemos establecido con
el dinero, ya que aceptamos pacÃficamente su
predominio sobre nosotros y nuestras socieda-
des. La crisis financiera que atravesamos nos hace
olvidar que en su origen hay una profunda crisis
antropológica: ¡la negación de la primacÃa del ser
humano! Hemos creado nuevos Ãdolos. La adora-
ción del antiguo becerro de oro (cf.
Ex
32,1-35)
ha encontrado una versión nueva y despiadada
en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la
economÃa sin un rostro y sin un objetivo verda-
deramente humano. La crisis mundial, que afecta
a las finanzas y a la economÃa, pone de manifiesto
sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia
de su orientación antropológica que reduce al ser
humano a una sola de sus necesidades: el consumo.
56.âMientras las ganancias de unos pocos
crecen exponencialmente, las de la mayorÃa se
quedan cada vez más lejos del bienestar de esa
minorÃa feliz. Este desequilibrio proviene de
ideologÃas que defienden la autonomÃa absoluta
de los mercados y la especulación financiera. De
ahà que nieguen el derecho de control de los Es-