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     « ¿Cómo es posible que creáis, vosotros que os 
    
 
     
     glorificáis unos a otros y no os preocupáis por 
    
 
     
     la gloria que sólo viene de Dios? » ( 
    
 
     
      Jn  
    
 
     
     5,44). Es 
    
 
     
     un modo sutil de buscar « sus propios intereses 
    
 
     
     y no los de Cristo Jesús » ( 
    
 
     
      Flp  
    
 
     
     2,21). Toma mu- 
    
 
     
     chas formas, de acuerdo con el tipo de personas 
    
 
     
     y con los estamentos en los que se enquista. Por 
    
 
     
     estar relacionada con el cuidado de la apariencia, 
    
 
     
     no siempre se conecta con pecados públicos, y 
    
 
     
     por fuera todo parece correcto. Pero, si invadie- 
    
 
     
     ra la Iglesia, « serÃa infinitamente más desastrosa 
    
 
     
     que cualquiera otra mundanidad simplemente 
    
 
     
     moral ». 
    
 
     
     71 
    
 
     
     94.âEsta mundanidad puede alimentarse espe- 
    
 
     
     cialmente de dos maneras profundamente empa- 
    
 
     
     rentadas. Una es la fascinación del gnosticismo, 
    
 
     
     una fe encerrada en el subjetivismo, donde sólo 
    
 
     
     interesa una determinada experiencia o una serie 
    
 
     
     de razonamientos y conocimientos que supuesta- 
    
 
     
     mente reconfortan e iluminan, pero en definitiva 
    
 
     
     el sujeto queda clausurado en la inmanencia de su 
    
 
     
     propia razón o de sus sentimientos. La otra es el 
    
 
     
     neopelagianismo autorreferencial y prometeico 
    
 
     
     de quienes en el fondo sólo confÃan en sus pro- 
    
 
     
     pias fuerzas y se sienten superiores a otros por 
    
 
     
     cumplir determinadas normas o por ser inque- 
    
 
     
     brantablemente fieles a cierto estilo católico pro- 
    
 
     
     pio del pasado. Es una supuesta seguridad doc- 
    
 
     
     trinal o disciplinaria que da lugar a un elitismo 
    
 
     
     71 
    
 
     
     âH. 
    
 
     
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     L 
    
 
     
     ubac 
    
 
     
     , 
    
 
     
      Méditation sur lâÃglise  
    
 
     
     , Paris 1968, 231.