Lumen Fidei - page 17

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por la llamada de Dios. He aquí la paradoja: en el
continuo volverse al Señor, el hombre encuentra
un camino seguro, que lo libera de la dispersión a
que le someten los ídolos.
14. En la fe de Israel destaca también la figu-
ra de Moisés, el mediador. El pueblo no puede
ver el rostro de Dios; es Moisés quien habla con
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en la montaña y transmite a todos la volun-
tad del Señor. Con esta presencia del mediador,
Israel ha aprendido a caminar unido. El acto de
fe individual se inserta en una comunidad, en el
« nosotros » común del pueblo que, en la fe, es
como un solo hombre, «mi hijo primogénito »,
como llama Dios a Israel (
Ex
4,22). La mediación
no representa aquí un obstáculo, sino una aper-
tura: en el encuentro con los demás, la mirada se
extiende a una verdad más grande que nosotros
mismos. J. J. Rousseau lamentaba no poder ver
a Dios personalmente: «â€‰¡Cuántos hombres en-
tre Dios y yo! ».
11
« ¿Es tan simple y natural que
Dios se haya dirigido a Moisés para hablar a
Jean Jacques Rousseau? ».
12
Desde una concep-
ción individualista y limitada del conocimiento,
no se puede entender el sentido de la mediación,
esa capacidad de participar en la visión del otro,
ese saber compartido, que es el saber propio del
amor. La fe es un don gratuito de Dios que exige
la humildad y el valor de fiarse y confiarse, para
11
 Émile,
Paris 1966, 387.
12
 Lettre à Christophe de Beaumont,
Lausanne 1993, 110.
1...,7,8,9,10,11,12,13,14,15,16 18,19,20,21,22,23,24,25,26,27,...88
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