Lumen Fidei - page 20

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a alguno ».
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En efecto, el cuadro representa con
crudeza los efectos devastadores de la muerte en
el cuerpo de Cristo. Y, sin embargo, precisamen-
te en la contemplación de la muerte de Jesús, la
fe se refuerza y recibe una luz resplandeciente,
cuando se revela como fe en su amor indefecti-
ble por nosotros, que es capaz de llegar hasta la
muerte para salvarnos. En este amor, que no se
ha sustraído a la muerte para manifestar cuánto
me ama, es posible creer; su totalidad vence cual-
quier suspicacia y nos permite confiarnos plena-
mente en Cristo.
17. Ahora bien, la muerte de Cristo manifiesta
la total fiabilidad del amor de Dios a la luz de
la resurrección. En cuanto resucitado, Cristo es
testigo fiable, digno de fe (cf.
Ap
1,5;
Hb
2,17),
apoyo sólido para nuestra fe. « Si Cristo no ha
resucitado, vuestra fe no tiene sentido », dice san
Pablo (
1 Co
15,17). Si el amor del Padre no hu-
biese resucitado a Jesús de entre los muertos, si
no hubiese podido devolver la vida a su cuerpo,
no sería un amor plenamente fiable, capaz de ilu-
minar también las tinieblas de la muerte. Cuando
san Pablo habla de su nueva vida en Cristo, se
refiere a la « fe del Hijo de Dios, que me amó y
se entregó por mí » (
Ga
2,20). Esta « fe del Hijo
de Dios » es ciertamente la fe del Apóstol de los
gentiles en Jesús, pero supone la fiabilidad de Je-
sús, que se funda, sí, en su amor hasta la muerte,
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 Parte II, IV.
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