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9.âÂÂLo que esta Palabra comunica a Abrahán es
una llamada y una promesa. En primer lugar es
una llamada a salir de su tierra, una invitación a
abrirse a una vida nueva, comienzo de un éxodo
que lo lleva hacia un futuro inesperado. La visión
que la fe da a Abrahán estará siempre vinculada
a este paso adelante que tiene que dar: la fe « ve »
en la medida en que camina, en que se adentra
en el espacio abierto por la Palabra de Dios. Esta
Palabra encierra además una promesa: tu des-
cendencia será numerosa, serás padre de un gran
pueblo (cf.
Gn
13,16; 15,5; 22,17). Es verdad que,
en cuanto respuesta a una Palabra que la precede,
la fe de Abrahán será siempre un acto de memo-
ria. Sin embargo, esta memoria no se queda en
el pasado, sino que, siendo memoria de una pro-
mesa, es capaz de abrir al futuro, de iluminar los
pasos a lo largo del camino. De este modo, la fe,
en cuanto memoria del futuro,
memoria futuri,
está
estrechamente ligada con la esperanza.
10.âÂÂLo que se pide a Abrahán es que se fÃe de
esta Palabra. La fe entiende que la palabra, apa-
rentemente efÃmera y pasajera, cuando es pro-
nunciada por el Dios fiel, se convierte en lo más
seguro e inquebrantable que pueda haber, en lo
que hace posible que nuestro camino tenga con-
tinuidad en el tiempo. La fe acoge esta Palabra
como roca firme, para construir sobre ella con
sólido fundamento. Por eso, la Biblia, para hablar
de la fe, usa la palabra hebrea
âÂÂemûnah
, derivada
del verbo
âÂÂamán,
cuya raÃz significa « sostener ». El