Lumen Fidei - page 75

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dores; nos enseña a identificar formas de gobier-
no justas, reconociendo que la autoridad viene
de Dios para estar al servicio del bien común.
La fe afirma también la posibilidad del perdón,
que muchas veces necesita tiempo, esfuerzo, pa-
ciencia y compromiso; perdón posible cuando se
descubre que el bien es siempre más originario y
más fuerte que el mal, que la palabra con la que
Dios afirma nuestra vida es más profunda que
todas nuestras negaciones. Por lo demás, incluso
desde un punto de vista simplemente antropo-
lógico, la unidad es superior al conflicto; hemos
de contar también con el conflicto, pero experi-
mentarlo debe llevarnos a resolverlo, a superarlo,
transformándolo en un eslabón de una cadena,
en un paso más hacia la unidad.
Cuando la fe se apaga, se corre el riesgo de
que los fundamentos de la vida se debiliten con
ella, como advertía el poeta T. S. Eliot: « ¿Tenéis
acaso necesidad de que se os diga que incluso
aquellos modestos logros / que os permiten
estar orgullosos de una sociedad educada / di-
fícilmente sobrevivirán a la fe que les da senti-
do? ».
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Si hiciésemos desaparecer la fe en Dios
de nuestras ciudades, se debilitaría la confianza
entre nosotros, pues quedaríamos unidos sólo
por el miedo, y la estabilidad estaría compro-
metida. La Carta a los Hebreos
afirma: «Dios
no tiene reparo en llamarse su Dios: porque les
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 «Choruses from
The Rock
», en
The Collected Poems and
Plays
1909-1950, New York 1980, 106.
1...,65,66,67,68,69,70,71,72,73,74 76,77,78,79,80,81,82,83,84,85,...88
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