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CAPÃÂTULO CUARTO
DIOS PREPARA
UNA CIUDAD PARA ELLOS
(cf.
Hb
11,16)
Fe y bien común
50.âÂÂAl presentar la historia de los patriarcas y
de los justos del Antiguo Testamento, la Carta
a los Hebreos pone de relieve un aspecto esen-
cial de su fe. La fe no sólo se presenta como
un camino, sino también como una edificación,
como la preparación de un lugar en el que el
hombre pueda convivir con los demás. El pri-
mer constructor es Noé que, en el Arca, logra
salvar a su familia (cf.
Hb
11,7). Después Abra-
hán, del que se dice que, movido por la fe, ha-
bitaba en tiendas, mientras esperaba la ciudad
de sólidos cimientos (cf.
Hb
11,9-10). Nace asÃ,
en relación con la fe, una nueva fiabilidad, una
nueva solidez, que sólo puede venir de Dios. Si
el hombre de fe se apoya en el Dios del Amén,
en el Dios fiel (cf.
Is
65,16), y asà adquiere so-
lidez, podemos añadir que la solidez de la fe
se atribuye también a la ciudad que Dios está
preparando para el hombre. La fe revela hasta
qué punto pueden ser sólidos los vÃnculos hu-
manos cuando Dios se hace presente en medio
de ellos. No se trata sólo de una solidez interior,
una convicción firme del creyente; la fe ilumina
también las relaciones humanas, porque nace