Lumen Fidei - page 42

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todas nuestras relaciones humanas, que pueden
ser vividas en unión con el amor y la ternura de
Cristo.
33. En la vida de san Agustín encontramos
un ejemplo significativo de este camino en el
que la búsqueda de la razón, con su deseo de
verdad y claridad, se ha integrado en el hori-
zonte de la fe, del que ha recibido una nueva
inteligencia. Por una parte, san Agustín acepta
la filosofía griega de la luz con su insistencia en
la visión. Su encuentro con el neoplatonismo
le había permitido conocer el paradigma de la
luz, que desciende de lo alto para iluminar las
cosas, y constituye así un símbolo de Dios. De
este modo, san Agustín comprendió la trascen-
dencia divina, y descubrió que todas las cosas
tienen en sí una trasparencia que pueden reflejar
la bondad de Dios, el Bien. Así se desprendió
del maniqueísmo en que estaba instalado y que
le llevaba a pensar que el mal y el bien luchan
continuamente entre sí, confundiéndose y mez-
clándose sin contornos claros. Comprender que
Dios es luz dio a su existencia una nueva orien-
tación, le permitió reconocer el mal que había
cometido y volverse al bien.
Por otra parte, en la experiencia concreta
de san Agustín, tal como él mismo cuenta en
sus
Confesiones
, el momento decisivo de su cami-
no de fe no fue una visión de Dios más allá de
este mundo, sino más bien una escucha, cuando
en el jardín oyó una voz que le decía: « Toma
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