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deja « tocar » por Dios forma parte de la teologÃa,
reconoce sus lÃmites ante el misterio y se lanza a
explorar, con la disciplina propia de la razón, las
insondables riquezas de este misterio.
Además, la teologÃa participa en la forma
eclesial de la fe; su luz es la luz del sujeto creyen-
te que es la Iglesia. Esto requiere, por una par-
te, que la teologÃa esté al servicio de la fe de los
cristianos, se ocupe humildemente de custodiar
y profundizar la fe de todos, especialmente la de
los sencillos. Por otra parte, la teologÃa, puesto
que vive de la fe, no puede considerar el Magiste-
rio del Papa y de los Obispos en comunión con
él como algo extrÃnseco, un lÃmite a su libertad,
sino al contrario, como un momento interno,
constitutivo, en cuanto el Magisterio asegura el
contacto con la fuente originaria, y ofrece, por
tanto, la certeza de beber en la Palabra de Dios
en su integridad.