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luz de la fe es una luz encarnada, que procede de
la vida luminosa de Jesús. Ilumina incluso la ma-
teria, confÃa en su ordenamiento, sabe que en ella
se abre un camino de armonÃa y de comprensión
cada vez más amplio. La mirada de la ciencia se
beneficia asà de la fe: ésta invita al cientÃfico a es-
tar abierto a la realidad, en toda su riqueza inago-
table. La fe despierta el sentido crÃtico, en cuanto
que no permite que la investigación se conforme
con sus fórmulas y la ayuda a darse cuenta de
que la naturaleza no se reduce a ellas. Invitando a
maravillarse ante el misterio de la creación, la fe
ensancha los horizontes de la razón para iluminar
mejor el mundo que se presenta a los estudios de
la ciencia.
Fe y búsqueda de Dios
35.âÂÂLa luz de la fe en Jesús ilumina también el
camino de todos los que buscan a Dios, y consti-
tuye la aportación propia del cristianismo al diá-
logo con los seguidores de las diversas religiones.
La Carta a los Hebreos nos habla del testimonio
de los justos que, antes de la alianza con Abra-
hán, ya buscaban a Dios con fe. De Henoc se
dice que « se le acreditó que habÃa complacido a
Dios » (
Hb
11,5), algo imposible sin la fe, porque
« el que se acerca a Dios debe creer que existe y
que recompensa a quienes lo buscan » (
Hb
11,6).
Podemos entender asà que el camino del hombre
religioso pasa por la confesión de un Dios que
se preocupa de él y que no es inaccesible. ¿Qué
mejor recompensa podrÃa dar Dios a los que lo