Lumen Fidei - page 55

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fundante. Como afirma el Concilio ecuménico
Vaticano II, «â€‰lo que los Apóstoles transmitieron
comprende todo lo necesario para una vida santa
y para una fe creciente del Pueblo de Dios; así la
Iglesia con su enseñanza, su vida, su culto, con-
serva y transmite a todas las edades lo que es y lo
que cree ».
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En efecto, la fe necesita un ámbito en el que
se pueda testimoniar y comunicar, un ámbito
adecuado y proporcionado a lo que se comunica.
Para transmitir un contenido meramente doctri-
nal, una idea, quizás sería suficiente un libro, o
la reproducción de un mensaje oral. Pero lo que
se comunica en la Iglesia, lo que se transmite en
su Tradición viva, es la luz nueva que nace del
encuentro con el Dios vivo, una luz que toca la
persona en su centro, en el corazón, implicando
su mente, su voluntad y su afectividad, abrién-
dola a relaciones vivas en la comunión con Dios
y con los otros. Para transmitir esta riqueza hay
un medio particular, que pone en juego a toda la
persona, cuerpo, espíritu, interioridad y relacio-
nes. Este medio son los sacramentos, celebrados
en la liturgia de la Iglesia. En ellos se comunica
una memoria encarnada, ligada a los tiempos y
lugares de la vida, asociada a todos los sentidos;
implican a la persona, como miembro de un su-
jeto vivo, de un tejido de relaciones comunitarias.
Por eso, si bien, por una parte, los sacramentos
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 Const. dogm.
Dei Verbum,
sobre la divina revelación
,
8.
1...,45,46,47,48,49,50,51,52,53,54 56,57,58,59,60,61,62,63,64,65,...88
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